Professor Marston & the Wonder Women
Todos conocemos a La Mujer Maravilla, pero ¿qué se esconde tras sus cuerdas y brazaletes dorados? ¿Tras ese traje de Amazona y hermosa cabellera oscura?: Una historia. ¡Y vaya historia!
A pesar de que la directora Angela Robinson, asegura que ésta es sólo su interpretación de lo ocurrido, no podemos estar seguros de que la totalidad del film sea fiel a la realidad, pero debemos tomar en cuenta de que ciertamente se basó en hechos reales, hechos que llevaron al nacimiento de uno de los íconos feministas más grandes de todos los tiempos: Diana Prince, mejor conocida como La Mujer Maravilla.
Robinson nos regala la dicha de conocer a las mujeres y al hombre que hicieron de la Mujer Maravilla lo que se conoce hoy en día y lo realmente se esconde bajo cada detalle de esta heroína, desde su vestimenta hasta ciertos detalles de su personalidad.
William Moulton Marston aka Charles Moulton (Luke Evans) es un profesor de Harvard quien junto a su esposa y colega Elizabeth (Rebecca Hall) crean las primicias del polígrafo, probado entre ellos mismos mientras se interrogan de manera agresiva sobre sus sentimientos y sobre lo que sienten por Olive (Bella Heathcote), alumna del profesor, quien se vuelve su asistente y comienzan una relación poliamorosa, bajo el argumento de Marston quien sostiene que juntas forman una “mujer maravilla”.
El excesivo gusto por el bondage es clave en la creación del personaje, como lo fue en la relación de Marston con su esposa y Olive, quienes tenían como instrumento principal de su placer, las cuerdas. Así como también el fetichismo con la lingerie se ve reflejado en la vestimenta de esta heroína y ese juego de dominación – sumisión que tanto le gusta a William (al punto de intentar teorizarlo para justificar el comportamiento del hombre), hacen parte de lo que conforma en esencia a esta maravillosa mujer.
La hermosa construcción de los personajes, le dan el toque de oro a este film lleno de ternura aunque parezca contradictorio, ya que por muy agresivo que suene el sadomasoquismo, la directora logra representarlo de una forma sublime y delicada, entre hermosos colores sepia y entre la fortaleza e inteligencia que muestra Elizabeth entremezclándose perfectamente con la pureza y libertad que muestra Olive, Robinson realza las particularidades de cada personaje bajo una luz diferente, otorgándole una suave luz entre sombras a Olive y colocando en una luz brillante a Elizabeth, mientras que Marston se encuentra siempre entre la luz y la oscuridad.
Las tan normales actuaciones de los protagonistas, y esto lo digo en el mejor y más positivo sentido de la palabra, es exquisita. Con qué tranquilidad pasan de secuencia en secuencia, haciéndonos parte de un mundo completamente ordinario cuando en realidad, e incluso para esta época, es totalmente sorprendente. Cómo logran transmitir un sentimiento de paz a través de sus actos más salvajes y de una relación que no se encuentra encuadrada ni en aquella sociedad ni en esta. Pero Heathcote, Hall y Evans, hacen que todo sea tan fluido que nos adentran a su mundo excesivamente perturbador sin hacernos daño.
Un film suave, lleno de matices y colores preciosos, fuerte y femenino que nos relata el por qué y el cómo de La Mujer Maravilla, que no es más que una consecuencia de maravillosas peculiaridades de las mujeres que William amó y convirtió en sus objetos de placer, al mismo que tiempo en el que él mismo se convirtió también en uno para ellas, y no solamente en un objeto de placer sino que ellas mismas encaminaron al hombre que le rindió tributo mundial a la inteligencia, independencia, autosuficiencia, fortaleza, y libertad de la mujer.
“Ni siquiera las mujeres quieren ser mujeres mientras nuestro arquetipo de feminidad carezca de fuerza, fortaleza y poder…El remedio obvio es crear un personaje femenino con toda la fuerza de Superman más todo el encanto de una mujer bella y buena” *
*Artículo de American Scholar, escrito por Marston en 1944.
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