Don’t Worry, He Won’t Get Far On Foot

Don't worry, he won't get far by foot - Neon Films

Fotograma obtenido de la película «Don’t worry, he won’t get far on foot»

Gus Van Sant nos enamora nuevamente con este film frágil y romántico, basado en el libro del mismo nombre, escrito por el real John Callahan, quien fue un caricaturista norteamericano alabado por cientos de jóvenes rebeldes y odiado por la sociedad más conservadora.

El director relata la vida de este hombre quien le dio un giro bastante inusual al mundo de las caricaturas, abordando puntos sensibles para una sociedad en decadencia, como el racismo, el sexo, las enfermedades y las incapacidades físicas, siendo él mismo cuadripléjico tras un accidente de tránsito.

Es un cuadro pintado con el dolor de sentirse vivo y las ganas de seguir viviendo. Encontrarse de un segundo a otro, sin poder utilizar parte de tu cuerpo es un pensamiento aterrador, pero más lo es, el perderse a sí mismo en la no aceptación de los hechos, como si de un brochazo de Nietzsche se tratara, dibujando en mi cabeza el superhombre y la necesidad de superación por encima de cualquier problema y salir vencedor, no vencido.

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Fotograma obtenido de la película «Don’t worry, he won’t get far on foot»

Pero además de Callahan, el superhombre es nada más y nada menos que Joaquín Phoenix, a quien personalmente, lo encuentro perfecto en esta cinta. Y utilizar el adjetivo “perfecto” viniendo de una chica a la que no le gusta absolutamente nada de lo que hace este actor, es curioso pero aquí ha logrado llevarse todo de mí.

Su fragilidad y su desesperanza al mismo tiempo conjugadas con la oportunidad de sentirse de nuevo vivo gracias a sus dibujos y gracias a una hermosa chica, Annu, interpretada por la siempre impecable, Roony Mara, es simplemente hermosa. Phoenix lo da todo en esa silla de ruedas de la que es incapaz de levantarse, pero logra despertar, con una sensibilidad pocas veces vista, las ganas de salir adelante. Esa chispa que parece transformar todo pensamiento negativo que guardamos hacia nosotros mismos, en uno positivo. Para mí, fue una revelación intensa, no a nivel personal ni cliché, sino por descubrir lo que Phoenix es capaz de transmitir y lo que Van Sant es capaz de hacer con cualquier actor: convertirlos en emoción.

No puedo dejar atrás a Jonah Hill, quien hace un papel exquisito como consejero principal en un grupo de alcohólicos del cual Callahan formaba parte. O Jack Black, el cual se roba las escenas con una presencia increíble.

Don't worry, he won't get far on foot - Neon Films

Fotograma obtenido de la película «Don’t worry, he won’t get far on foot»

Este fue un film de confirmación y descubrimiento para mí: confirmar que Van Sant es un director capaz de todo y que Mara es simplemente una de las mejores actrices de esta generación. Descubrir a Callahan y su ingenioso talento y más importante aún, descubrir que Phoenix tiene algo que ofrecerme, después de todo. En esta película vi lo que tanto le aclaman, lo cual no fui capaz de sentir en ninguna de sus películas anteriores.

Poderosa y divertida, sólo Gus Van Saint puede lograr que la trágica vida de un cuadripléjico borracho y caricaturista incomprendido sea un viaje entretenido, emocionalmente fuerte pero no deprimente sino todo lo contrario. Es un himno a la alegría de vivir sea cual sea la condición sin caer en vulgaridades melancólicas, con la moraleja de que a veces necesitamos perdernos para encontrar quiénes somos realmente.

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