I’m thinking of ending things

I'm thinking of ending things - Neon Films

Fotograma obtenido de la película «I»m thinking of ending things»

Todo lo que tiene que ver con Eternal Sunshine of the Spotless Mind me interesa, y su guionista, Charlie Kaufman no es la excepción. Esta vez adaptando el libro I’m Thinking of Ending Things de Iain Reid y también en rol de director, Kaufman nos vuelve a dejar atónitos frente a una obra con la misma aura y rareza de Eternal Sunshine of the Spotless Mind.

Sin caer en comparaciones entre las dos películas, más que en mi calurosa bienvenida al original universo de Charlie (Being John Malkovich, 1999, Anomalisa, 2015), la película distribuida y actualmente disponible en el catálogo de Netflix, está plasmada en un radio de 4:3, a mi parecer perfecto para concentrarnos plenamente en lo que sucede dentro de esa caja de imágenes en movimiento. La imagen, encerrada en dicho radio, nos obliga a mantenernos atentos y a deleitarnos con los debates intelectuales de sus protagonistas y de las geniales actuaciones que le dan vida.

Una chica, a la cual se le llama de diferentes maneras con el correr de la película (Jessie Buckley), acepta ir por primera vez a la casa de los padres de su novio Jake (Jesse Plemons) quienes viven en una granja retirada de la ciudad. Viajan en carro, donde la chica, pensativa, reflexiona sobre terminar las cosas con Jake, a quien conoció apenas hace seis semanas. Con una tormenta de nieve que se avecina, la pareja llega a la granja donde todo es particularmente extraño, desde los animales que habitan allí hasta sus padres (Toni Collette y David Thewlis). Todo sucede mientras se yuxtaponen imágenes de un conserje (Guy Boyd) encargado de limpiar una escuela.

I'm thinking of ending things - Neon Films

Fotograma obtenido de la película «I»m thinking of ending things»

Entre el pasado, presente y futuro, profesiones que van desde la pintura hasta la física, entre nombres distintos y profundas incoherencias narrativas, nos encontramos frente a un sin sentido embriagador y frustrante.

El ritmo de la película es casi siempre lento, existen breves momentos de explosiones emocionales y de diálogos mas rápidos, pero en la mayoría de la película, los diálogos son lentos y pesados. Buckley y Plemons supieron llevar esto de manera exquisita, adaptando a sus personajes a la ardua tarea de encontrarse dentro de una montaña rusa de emociones que van desde la melancolía, la soledad, hasta la euforia y el miedo, cambiando entre uno y en otro en cuestión de segundos. Claro está, Toni Collette lo alcanza también a la perfección.

Es un filme definitivamente cargado de detalles ricos para su explicación, y mientras que Kaufman -como siempre- no se preocupa en darnos a entender sus películas, sus detalles lo son todo para unir dichas incoherencias que pueden llegar a ser parte de un todo absolutamente bizarro, que deja abierta muchas interrogantes a las cuales seguramente no les encontraremos respuestas a menos de leer el libro, el cual, al parecer, es mucho más explícito que la película. Pero si nos quedamos únicamente con la película, permanecemos con el pícaro sentimiento y esa excitante frustración de no haber entendido completamente, lo que hace que la película sea más interesante, tratando de darle sentido a algo que no tiene ni pies ni cabeza.

I'm thinking of ending things - Neon Films

Fotograma obtenido de la película «I»m thinking of ending things»

La explicación que le di a mis preguntas es la siguiente:

**SPOILERS**

El único personaje que realmente existe dentro de la cinta es el conserje. Quien mientras juega con la idea de “terminar las cosas”, lo cual se traduce en suicidarse, se pasea por un viaje nostálgico del recuerdo de sus padres cuando eran jóvenes y en su vejez, al igual que inventa a la chica de sus sueños cambiándole el nombre para ajustarle el que más se parezca a su personalidad, así como también le cambia la profesión una y otra vez hasta encontrar la que le resulte más interesante en una novia.

El conserje desea terminar las cosas porque considera que lleva una vida vacía, una vida que, debido a su timidez, no le ha dejado mas que la soledad. En su cabeza intenta verse a sí mismo como este hombre culto y sensible, con una vida que pudo ser más satisfactoria de haber sido más inteligente socialmente, llevando consigo a la chica de sus sueños, tan educada y culta como él quiere hacerse ver. Pinta la historia de llevarla a conocer a sus padres, a los cuales no les pudo arrancar sus mañas y rarezas y los cuales son un claro punto de partida para su real comportamiento social.

Todo esto sucede mientras fragmentos del célebre musical Oklahoma! de Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II, nos ofrece líneas directrices para entender lo que puede estar pasando en la cabeza de este personaje.

I'm thinking of ending things - Neon Films

Fotograma obtenido de la película «I»m thinking of ending things»

**FIN DEL SPOILER**

El genial mundo al que Charlie Kaufman nos adentra y al cual convirtió en suyo adaptando este libro a la pantalla grande, es sin duda retorcido e interesante. Explora, como siempre intenta hacerlo en sus películas, las relaciones de pareja, la incomodidad y la presión social y la mente como motor del corazón.

En su rareza habitual, Kaufman, junto a todos los actores que conforman I’m thinking of ending things, nos enamoran con esta original historia que, de ver un poco más allá, en la vida real es más común de lo que pensamos.

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